El título de este Post es el mantra que oímos
a diario de los poderes políticos, económicos y financieros para culpabilizar a
las personas que están en desempleo.
No es de extrañar que abunden libros de
autoayuda, manuales y guías sobre cómo montar tu propia empresa, cómo hacer
negocio en las redes sociales, cómo hacer una buena entrevista de trabajo y lo
que nunca debes decir, cómo buscar trabajo en internet, cómo crear tu propia
marca personal, y un largo etcétera que está dando mucho de sí, además de
cursos, sucedáneos y diletantes.
Vamos, que si no te conviertes en un “producto”
atrayente para el mercado, fíjate p.ej. en la Coca-Cola, no tienes nada que
hacer. Si sigues el camino correcto terminas siendo quien no eres, o al manos
procúralo.
Me resulta intolerable que me pregunten cómo es posible que no me haya montado un negocio por mi cuenta, sobretodo
viniendo de personas en buena posición económica. Les respondo: “caballero,
píquemelo menudito que es pa’ cachimba”.
Me suelo topar con empleados públicos en
las entrevistas de trabajo, a las que soy citado por la oficina de empleo,
haciéndome preguntas absurdas que ni ellos mismos responderían, a sabiendas de
que el puesto de trabajo al que concurro ya está concedido de antemano, cuando,
en la mayoría de los casos, se trata de contratos de trabajo temporales que el
organismo competente en materia de empleo subvenciona a las corporaciones
locales.
En la última me entrevistó un técnico
del servicio de empleo y otro de la entidad local, sólo me recogieron el
curriculum, ni siquiera contrastaron la veracidad del título de licenciatura.
Su respuesta fue que baremarían los méritos de los candidatos. Obviamente yo desconocía
los criterios para baremar, tanto de los estudios realizados como de la
experiencia. Claro, nunca más se supo.
¿Será la marca o la desvergüenza?